"Baixo o signo do franquismo: emigrantes e exiliados galegos na Arxentina"
Reseña elaborada por Denise Ganza
De los aspectos globales a las historias de vida, Baixo o signo do franquismo recorre la temática de los desplazamientos humanos entre Galicia y la Argentina en el contexto inaugurado por la Guerra Civil Española y el advenimiento del franquismo. De esta manera, la compilación de los nueve artículos de reconocidos especialistas españoles y argentinos da por resultado una perspectiva que, entre sus principales aportes, combina los enfoques macro y micro para el análisis de los movimientos migratorios.
El libro se encuentra organizado en tres partes, cada una de las cuales aborda un aspecto diferente de la problemática de las emigraciones y exilios gallegos hacia la Argentina. Sin embargo, también incluye un prólogo del historiador gallego Xosé Manoel Núñez Seixas y una introducción de la compiladora, ambos de gran valor para comprender la relevancia del objeto de análisis y el estado actual de los conocimientos sobre el mismo.
La primera parte, cuyo título es “Emigrantes, exiliados y políticas públicas”, tiene por objetivo ofrecer un acercamiento al contexto general en el que se produjo el movimiento de emigrantes y exiliados gallegos hacia la Argentina. En este sentido, los diversos trabajos privilegian aspectos tales como la situación económica y política de la sociedad de partida, los marcos institucionales y normativos con que los protagonistas debieron enfrentarse a uno y otro lado del Atlántico o las estrategias que pusieron en práctica y la importancia de las redes sociales en las que estuvieron insertos. Esta sección está conformada por un total de cuatro artículos. El primero de ellos, de Alexandre Vázquez González (Universidad de Vigo), realiza una aproximación cuantitativa a la oleada migratoria gallego-argentina que se inició con el fin de la Segunda Guerra Mundial. A partir de una combinación de las estadísticas emigratorias españolas y la recopilación directa de nuevas fuentes documentales nominativas, el autor analiza distintas características de esta oleada -composición regional, magnitud y fluctuaciones, características sociodemográficas-, la diferencia de las anteriores a aquella contienda bélica y concluye que se trató de un flujo tendente a la madurez, entre cuyos rasgos se destaca su función de reagrupación familiar. Por su parte, María José Fernández Vicente (Universidad de París-Est), autora del segundo trabajo, se ocupa de la política migratoria del franquismo entre 1946 y 1955, a la que describe como el resultado de la competencia entre las lógicas diversas de tres instancias institucionales: el Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Dirección General de Seguridad. En definitiva, Fernández Vicente demuestra que la política dirigista del Ministerio de Trabajo fracasó frente al carácter espontáneo de los flujos, fortalecido por el mecanismo de “carta de llamada” que consagraron tanto la Dirección General de Seguridad para la expedición de los pasaportes, como el Ministerio de Asuntos Exteriores a través de la sanción del Protocolo hispano-argentino de emigración de 1948. El siguiente artículo de la primera sección corresponde a Nadia De Cristóforis (Universidad de Buenos Aires y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y Patricio Cócaro (Universidad de Buenos Aires). Estos autores abordan la temática de las estrategias puestas en práctica por los exiliados españoles -entre ellos un importante número de gallegos- para ingresar a la Argentina en un contexto de progresiva implantación de una política migratoria selectiva que, entre otras cosas, amplió el poder de control ejercido por la Dirección General de Inmigración. Entre las estrategias de ingreso y permanencia en el país, consideran la apelación a las “cartas de llamada”, la estadía como turistas o pasajeros en tránsito y el apoyo de personalidades de la época comprometidas con la causa republicana, sin olvidar la importancia de las decisiones tomadas por algunos funcionarios. Pero además, comparan aquellos mecanismos con los desplegados por otro grupo perseguido, los judíos europeos. Por último, también integra la primera parte del libro el trabajo de Ruy Farías (Universidad de Buenos Aires, Universidad Autónoma de Entre Ríos y Museo de la Emigración Gallega en la Argentina), quien recurre a las fuentes orales para evaluar la relación entre las experiencias de los protagonistas y las directrices generales del movimiento emigratorio gallego a la Argentina entre 1936 y 1971. Entre los aportes que surgen de la realización y el estudio de las entrevistas vale la pena destacar su afirmación respecto del carácter artificial de la separación entre emigración masiva, exilio y emigración a partir de la segunda posguerra, sustentada en la comprobación de la imbricación entre los motivos políticos y socioeconómicos de partida y la persistencia de las “cadenas migratorias”. Pero también merecen consideración la incursión del autor en la cuestión de la importancia relativa del asentamiento galaico en la zona sur del conurbano bonaerense, aún escasamente estudiada, y la postulación de la existencia de una moderada movilidad social en el conjunto de los casos analizados.
“Proyecciones de la vida asociativa” es el título de la segunda parte de Baixo o signo do franquismo. Las tres perspectivas diversas y complementarias que forman parte de esta sección recorren la problemática del asociacionismo gallego para ofrecer una síntesis de sus rasgos y singularidades. El primer artículo incluido, de Alejandro Fernández (Universidad Nacional de Luján), consiste en un interesante estado de la cuestión sobre la línea historiográfica a la que ha dado origen el estudio del movimiento asociativo gallego en la Argentina. Recurriendo a la comparación con otros casos latinoamericanos, como Brasil, Cuba y Uruguay, y apelando a los aportes historiográficos vinculados a otros grupos étnicos y formas asociativas, el autor caracteriza cada una de las etapas por las que atravesó el interés por esta cuestión, de las visiones evocativas de los protagonistas a la renovación provocada por los enfoques microanalíticos. El trabajo de Hernán Díaz (Universidad de Buenos Aires), por su parte, nos introduce en uno de los aspectos característicos del movimiento asociativo gallego, el asociacionismo microterritorial. En este caso, a través de la elaboración de un perfil sociodemográfico de los afiliados de la asociación comarcal “Hijos de Pol y Castro de Rey” entre 1925 y 1958, basado en el análisis de fuentes diversas -libro de socios, crónicas sociales y fichero de asociados-. Uno de los valores de este trabajo radica en que la atención sobre cuestiones como la presencia de la mujer, la edad de los ingresantes a la sociedad, el grado de especificidad comarcal de los afiliados, el estado civil, el perfil laboral y la distribución geográfica de sus domicilios, se completa con la relevancia otorgada a las trayectorias personales de los gallegos ilustres que formaron parte de la institución, la reconstrucción de las redes familiares y sociales existentes en el interior de la entidad y la contextualización de su evolución a través de la referencia al devenir histórico de la Federación de Sociedades Gallegas, de la que “Hijos de Pol y Castro de Rey" formó parte. Finalmente, el trabajo de Andrea Cobas Carral (Universidad de Buenos Aires y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) se ocupa de las disputas en torno a la formación de los centros provinciales gallegos por medio del análisis discursivo de los órganos de difusión del Centro Lucense y el Centro Orensano entre 1944 y 1945, coyuntura en la que la derrota de los fascismos y la esperanza en la caída del régimen de Franco invitaban a la intervención de los gallegos emigrados. El análisis de Lugo y El Orensano, entonces, permite sostener que, a pesar de que ambas instituciones fueron producto de las críticas al microasociacionismo, tuvieron profundas diferencias en sus ideas acerca de la unidad de la colectividad gallega, especialmente respecto de sus relaciones deseables con Galicia y la Argentina. Mientras el primero manifestaba las intenciones de construcción de una comunidad emigrada fuerte e integrada a la cultura argentina, el otro mostraba las intenciones de participación de la entidad provincial en el proceso de recuperación de la República y de obtención de la autonomía de Galicia.
La última sección del libro lleva por título “Rumbos y avatares culturales”. Los dos trabajos que la integran recorren las trayectorias personales de dos artistas gallegos exiliados, de forma tal que logran articular el interés por las historias de vida con la recuperación de la tradición de intercambio cultural entre Galicia y la Argentina. María Laura Rosa (Universidad Complutense y Universidad de Buenos Aires) analiza el caso de la artista plástica Maruja Mallo. La autora la describe como una “mujer moderna”, vinculada a las vanguardias artísticas, y relata cómo su compromiso con la Segunda República motivó su partida de España y la permanencia por veinte años en la Argentina, donde Mallo continuó con su labor artística. El segundo artículo, de Patricia Méndez (Centro de Investigaciones del Imaginario Visual y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), se detiene en las experiencias del fotógrafo José Suárez. Especialmente, destaca la trascendencia que las distintas circunstancias de la vida del artista -su compromiso político en Galicia, el exilio y el posterior retorno- tuvieron para una obra caracterizada por una perspectiva crítica y un permanente galleguismo.
Los aportes de Baixo o signo do franquismo son diversos y vale la pena recordarlos. En primer lugar, el conjunto de los trabajos compilados contribuye al avance de los estudios migratorios sobre una etapa, la de la Guerra Civil Española y la segunda posguerra, infinitamente menos abordada que la de las migraciones trasatlánticas masivas de fines del siglo XIX y principios del XX. Por otra parte, entre las contribuciones historiográficas que dan cuenta de la actualización de estas investigaciones, se destaca su intención de combinar las perspectivas macro y micro para el estudio de los desplazamientos humanos. En este sentido, conviven en el libro las aproximaciones generales -análisis cuantitativos de los flujos, estudio de las políticas migratorias- con el protagonismo de conceptos tales como “red” y “cadena migratoria”, el interés por las historias de vida o la preocupación por los límites difusos entre las categorías “inmigrante” y “exiliado”. Tampoco se encuentra ausente la apelación a recursos metodológicos como el análisis discursivo y la perspectiva comparativa -presente, por ejemplo, en el trabajo de Alejandro Fernández y en el de Nadia De Cristóforis y Patricio Cócaro-, así como la consideración de diferentes tipos de fuentes, mayoritariamente poco estudiadas, como las pertenecientes a las sociedades microterritoriales, los libros de embarque y desembarque y, por supuesto, las fuentes orales.
En definitiva, estamos en condiciones de afirmar que, tal como sostiene Manoel Núñez Seixas en el prólogo, este libro es un buen ejemplo de los resultados obtenidos en el campo de los estudios migratorios, a la luz de las renovaciones historiográficas y el crecimiento de las posibilidades de diálogo entre historiadores argentinos y peninsulares.
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